La punta de lanza
La tarde del 16 de junio, Jim Pauley, presidente y director ejecutivo de NFPA, subió al escenario de Mandalay Bay Convention Center en Las Vegas para dar la bienvenida a los asistentes a la sesión de apertura de la conferencia de NFPA de este año. Luego de un par de comentarios iniciales, el tono de Pauley se volvió serio. NFPA enfrenta un momento crítico, expresó, uno que desafía el trabajo que realiza la organización y amenaza con socavar la seguridad pública. Los códigos y normas, dijo a los miles de profesionales de la seguridad reunidos en el cavernoso salón de baile, están bajo amenaza por todos lados, lo que incluye tribunales, gobiernos estatales e intereses especiales. Estos ataques se ven reforzados en parte por las percepciones erróneas del público y la complacencia en torno a la importancia de una cultura de seguridad integral.
“Tenemos un problema de mensaje, pero eso cambia hoy”, anunció Pauley, mientras tres enormes pantallas detrás de él se encendían. “Abordaremos nuestro problema de mensaje con la campaña pública más agresiva y de mayor alcance que NFPA haya creado…comienza con este video (en inglés)”.
Algunos momentos después, aparecieron tomas cinematográficas en las pantallas, intercalándose rápidamente con una serie de momentos de suspenso de la vida: un tiro de último segundo en un partido de básquetbol, una propuesta de matrimonio, una pareja embarazada mirando con anticipación una pantalla de ecografía, un estudiante de secundaria abriendo una carta de una universidad. “Para cada momento que no se pueda predecir, hay una norma de seguridad que ayuda a protegerlo“, expresó un narrador, mientras aparecían imágenes de los códigos de NFPA sobre salidas, estaciones de alarmas de incendio, luminarias y otras áreas en cada entorno. El narrador luego entregó un mensaje final, uno que la persona promedio casi nunca considera: “La seguridad no es fruto de la casualidad. Hay un código para cada momento”. Escrito en texto más pequeño en la pantalla: “Las normas las crean organizaciones independientes. No el gobierno”.
Las pantallas se apagaron y, después de un momento, la sala estalló en aplausos. Fue como si la multitud de las principales partes interesadas de NFPA (jefes de bomberos, inspectores, arquitectos, electricistas y muchos más) hubiesen estado esperando años a que alguien finalmente pusiera la naturaleza vital de su trabajo a la vista del público más amplio.
Lo que el público acababa de ver era el anuncio principal de “Un código para cada momento”, la nueva campaña pública de NFPA diseñada para educar al público y a los responsables de las políticas sobre quién hace el trabajo de proteger el mundo. Además de los anuncios, el sitio web de la campaña, DontChanceSafety.org, contiene una variedad de recursos para los visitantes, entre los que se encuentran una manera fácil de comunicarse con sus representantes en EE. UU. y expresar su apoyo al proceso independiente de desarrollo de normas.
La campaña de educación pública no es ni altruista ni autocomplaciente, expresó Pauley; es un esfuerzo que nace de una amenaza existencial, ya que la supervivencia misma de los códigos y el sistema de seguridad que sustentan están en riesgo. Además, el destino de ese sistema puede depender en última instancia de que el público sepa y se preocupe por lo que se perderá si todo desaparece.
“Durante mis 40 años trabajando en normas, he pensado muchas veces: ‘Nadie entiende cómo funcionan los códigos para el bien común de la seguridad pública y la economía; deberíamos hacer un mejor trabajo y lograr que la gente los entienda’”, expresó Pauley en una entrevista, lo que explica por qué este esfuerzo es vital en este momento. “Sin embargo, hasta ahora no habíamos tenido que hacerlo. Eso se debe a que, no hace mucho tiempo, la gente no cuestionaba los derechos de autor de las normas, no ignoraba lo que decían las normas y no desestimaba la experiencia de los jefes de bomberos y otros profesionales de la seguridad para simplemente hacer lo que querían porque era políticamente conveniente. Ha sido una culminación de factores; el panorama ha cambiado y esta necesidad de educar al público en general sobre lo que hacemos se ha convertido en una prioridad existencial”.
Según el punto de Pauley, las organizaciones de desarrollo de normas (Standard Development Organizations o SDO) y quienes emplean las normas que crean probablemente nunca se han enfrentado a una oposición tan fuerte. En legislaturas estatales, los legisladores están aprobando cada vez más proyectos de ley que alteran los códigos de seguridad, retrasan su implementación o los eliminan por completo, mientras que a los profesionales de la seguridad contra incendios cada vez los dejan más de lado, y los ven como barreras para el progreso en lugar de voces respetadas y esenciales. En los tribunales federales, varias decisiones recientes en torno a la protección de los derechos de autor han puesto en peligro de colapso el sistema centenario que financia la creación y el mantenimiento de normas de seguridad.
“Creo que la mejor analogía que puedo hacer es que me siento como el niño holandés con el dedo en el dique, pero cada vez aparecen más agujeros”, expresó Pauley. “Alguien tiene que ceder. Esta campaña de educación es una de las maneras de las que atacamos el problema”.
A pesar de estas amenazas y sus implicancias sociales, casi nadie (lo que incluye el público, los legisladores e incluso muchos profesionales de la seguridad) parece estar consciente de lo que sucede. Recientemente, NFPA encuestó a personas sobre su conocimiento de la organización y su trabajo, e incluso entre los profesionales que trabajan con códigos de seguridad a diario, lo que incluye arquitectos, inspectores de incendios, planificadores urbanos y otros, solo una pequeña minoría conocía NFPA y lo que hace. Muchos profesionales tienen la percepción errónea de que las normas que emplean en el trabajo provienen principalmente de entidades gubernamentales y grupos de industrias. No es sorprendente que las encuestas realizadas al público hayan revelado conceptos erróneos similares e incluso menos familiaridad con NFPA y su trabajo. Quienes habían escuchado hablar de NFPA creían que era una entidad gubernamental, en lugar de una organización sin fines de lucro autofinanciada.
Es alentador que una abrumadora mayoría del público encuestado, casi el 90 por ciento, dijo que cree que los códigos de seguridad son importantes. Cuando se presentaron opciones sobre cómo se deberían desarrollar los códigos, tanto el grupo de profesionales como el público en general apoyaron de manera abrumadora que el proceso lo financiaran y dirigieran organizaciones independientes y neutrales sin fines de lucro, en lugar del gobierno, la industria o alguna otra entidad. Luego que se les informara de la situación, todos los profesionales, excepto dos, apoyaron que las SDO mantuvieran los derechos de autor de sus códigos, incluso cuando éstos se incorporan a la ley.
“Si los códigos y las regulaciones no estuvieran guiados por organizaciones sin fines de lucro independientes, sino por organizaciones con fines de lucro, se redactarían para beneficiar a ciertas organizaciones o gobiernos”, expresó un participante de la encuesta, haciéndose eco de las opiniones de muchas otras personas del grupo. “Esto podría poner en riesgo la vida de muchas personas por el objetivo de obtener ganancias”.
NFPA confía en que la mayoría de las personas, cuando estén conscientes de la situación, también se darán cuenta de los beneficios del sistema actual y apoyarán su preservación.
“La historia de cómo dependemos de la protección de los derechos de autor para financiar el sistema de seguridad no es un simple fragmento de audio; es una narrativa matizada que no se explica de manera concisa”, expresó Pauley en su presentación en la sesión de apertura de Las Vegas. “No se puede ignorar el hecho de que el público en general y los legisladores no entienden las normas independientes. Hay graves consecuencias”.
Un sistema en riesgo
Si bien la mayoría de las personas cree que las normas las elaboran una combinación de organismos gubernamentales financiados con impuestos y por la industria, la verdad en realidad es mucho más simple. Desde su fundación en 1896, NFPA ha pagado los costos de reunir a miles de expertos que trabajan a través de un proceso de consenso establecido desde hace mucho tiempo para redactar, mantener y publicar más de 300 códigos y normas. Entre estos códigos y normas se encuentran orientación sobre muchos temas, desde seguridad eléctrica y contra incendios hasta áreas más novedosas, lo que incluye la seguridad contra incendios en platós de películas, instalaciones de procesamiento de marihuana e incluso en puertos espaciales.
NFPA y otras SDO solo pueden pagar por este importante servicio público, porque los derechos de autor les garantizan la capacidad de vender libros de códigos y suscripciones a los códigos y normas. (Durante más de una década, NFPA también ha puesto todas sus normas a disposición del público de forma gratuita en línea, con la salvedad de que el texto no se puede copiar, imprimir ni distribuir). Este sistema de autofinanciamiento, donde los costos de crear los códigos que mantienen seguro al mundo se distribuyen entre quienes los emplean, ha funcionado de manera exitosa durante casi 130 años con resultados extraordinarios. Solo en los últimos 40 años, por ejemplo, los fallecimientos por e incidentes de incendios en EE. UU. se han reducido a la mitad, en gran medida debido a una adopción más amplia de productos más seguros, requisitos de alarmas y rociadores contra incendios, e innumerables otros avances en bomberos y el entorno construido. Todos estos importantes pasos se han respaldado con normas desarrolladas por NFPA y otras SDO, que se actualizan cada tres a cinco años para tener en cuenta nuevas investigaciones, nuevas tecnologías y nuevos peligros y amenazas que surgen más rápido que nunca.
Para llevar a cabo este trabajo a la escala de lo que hace NFPA, y al mismo tiempo garantizar que el proceso sea inclusivo y transparente, se necesitan sistemas costosos y cientos de ingenieros, personal de TI, editores y otro personal de apoyo altamente capacitado. “Si analizamos el sistema de normas en general, no solo NFPA, hablamos de decenas de miles de normas y muchos millones de dólares para desarrollar lo que hay en ese sistema”, afirmó Pauley.
En los años recientes, grupos de intereses específicos han argumentado que las normas de seguridad desarrolladas de manera privada deberían perder su protección de derechos de autor si se hace referencia a ellas en la ley o en el reglamento. Argumentan que todos los códigos y las normas que produzca NFPA y otras SDO privadas deberían convertirse en “dominio público” cuando los gobiernos confíen en esas normas. Entre estos grupos de interés especiales se incluyen activistas en favor de la información gratuita, pero también empresas privadas que podrían ganar dinero con estas normas si las SDO pierden su protección de derechos de autor. Si los oponentes de NFPA pudieran hacer lo que quieren, todas las normas que se desarrollen de manera privada quedarían disponibles de manera gratuita, lo que dejaría a las SDO con pocas posibilidades de recuperar la considerable inversión que se invierte en la creación de esas normas.
Las consecuencias de ese resultado son potencialmente nefastas, expresó Pauley. Si disminuyen los ingresos, las SDO no podrían actualizar las normas, lo que tiene como consecuencia un mundo de seguridad estancado con códigos obsoletos. Con el tiempo, los estados o los fabricantes se verían obligados a llenar el vacío a medida que surjan nuevas tecnologías y amenazas que requirieran orientación nueva y actualizada. Pauley cree que esto resultaría en un mosaico de normas si los estados comenzaran a crear sus propias reglas en torno a temas como sistemas de almacenamiento de energía, equipamiento para bomberos y mucho más. “El efecto sería que se perdería el beneficio de la normalización, que es un enorme motor económico”, afirmó. “Cuando trabajaba en la industria eléctrica, era muy importante poder vender el mismo producto en Florida que en los estados de Washington, Maine y Arizona. Los efectos económicos posteriores sobre la cadena de suministro serían enormes, y las repercusiones de esa falta de normalización en la seguridad también lo serían. La confianza en el sistema se derrumbaría”.
NFPA y otras SDO han estado tratando de proteger sus derechos en los tribunales. Sin embargo, las sentencias judiciales reflejan una falta de comprensión de estos temas y de los intereses en juego. A pesar de las potenciales implicancias de estos casos, prácticamente no han recibido ninguna cobertura periodística ni atención pública.
Todo esto ha dejado a las SDO en una situación muy incierta.
La promesa de la Ley Pro Códigos
A medida que se acumulaban estas nubes de tormenta, NFPA ha trabajado de manera agresiva para hacer sonar la alarma en los pasillos del Congreso y ha instado a los legisladores a tomar medidas para proteger el sistema de seguridad existente. Seth Statler, director de asuntos gubernamentales de NFPA, ha celebrado cientos de reuniones y ha pasado incontables horas con miembros del Congreso y sus equipos para educarlos sobre cómo se desarrollan y emplean las normas, y por qué es de vital importancia preservar el sistema.
Al principio, el camino fue cuesta arriba. “La mayoría de los miembros del Congreso y sus equipos no entendían el sistema”, afirmó Statler. “Cuando les hablamos de los aspectos básicos (por ejemplo, que las normas para el cableado de sus oficinas y los rociadores en los edificios del Congreso provienen de una organización sin fines de lucro independiente) realmente no tenían idea. Todos suponen que es una norma desarrollada por el gobierno o la industria”.
Para 2022, después de una gira de tutoriales maratónica, Statler dijo que la conciencia había crecido hasta el punto de que había cierto movimiento en el Capitolio para arreglar el sistema deficiente. “Nos dimos cuenta de que probablemente necesitábamos hacer más que educar y, afortunadamente, algunos miembros clave del Congreso estuvieron de acuerdo con nosotros”, expresó Statler. “Fue entonces cuando se introdujo por primera vez la Ley Pro Códigos (Pro Codes Act)”.
Una faceta importante de la nueva campaña “Un código para cada momento” es su apoyo a la Ley Pro Códigos, que es una oportunidad para que el Congreso enderece el rumbo y muestre al público que la seguridad importa y que, como representantes electos, trabajarán para protegerla. El proyecto de ley, llamado “Ley de Protección y Mejora del Acceso Público a los Códigos” (Protecting and Enhancing Public Access to Codes Act), o más comúnmente, Ley Pro Códigos (Pro Codes Act) (H.R. 4072 en el Congreso actual), esencialmente establece un equilibrio entre la demanda de acceso público cuando las normas se incorporan por referencia en leyes y regulaciones de EE. UU., mientras también mantienen el derecho de autor del que dependen las SDO para financiar su importante trabajo. Según las disposiciones del proyecto de ley, las SDO estarían obligadas a poner todas sus normas a disposición del público de manera gratuita, pero los documentos conservarían sus derechos de autor. Dado que NFPA ha proporcionado acceso gratuito a todos sus códigos durante más de una década, ya cumpliría con ese requisito si el proyecto de ley finalmente se convirtiera en ley.
Después de no recibir ningún impulso en 2022, se presentaron proyectos de ley complementarios en la Cámara de Diputados y el Senado de EE. UU. a principios de 2023. En abril de 2024, el Comité Judicial de la Cámara de Diputados realizó un largo debate de seis horas sobre el proyecto de ley y finalmente votó 19 a 4 para aprobarlo en el comité. El abrumador apoyo bipartidista del comité llevó a los líderes de la Cámara a acelerar el proyecto de ley utilizando un procedimiento conocido como “suspensión de las reglas”, que está reservado para proyectos de ley que se consideran no controvertidos. Según las reglas suspendidas, un proyecto de ley puede avanzar sin muchos de los procedimientos típicos que requieren mucho tiempo, pero si un miembro solicita una votación registrada formal, solo se puede aprobar si recibe una mayoría de dos tercios en lugar de una mayoría simple. El proyecto de ley llegó de esta manera al pleno de la Cámara en julio de 2024 y rápidamente se solicitó su votación. Tanto los demócratas como los republicanos se pusieron de pie para ofrecer un apoyo vigoroso al proyecto de ley en el debate que siguió.
“Para ponerlo en perspectiva, durante los primeros 100 años, no hubo controversia. Imprimían libros y los vendían, y copiarlos era una infracción a los derechos de autor. Nadie discutió eso, porque era de sentido común”, expresó durante el debate el diputado Darrell Issa (republicano de California), patrocinador y defensor del proyecto de ley. “[La Ley Pro Códigos] también es de sentido común. Ponemos a disposición el 100 por ciento del material que se incluye en cualquiera de estos códigos. Lo que no hacemos es permitir que las personas digan que están dando algo que, en realidad, han robado al autor”.
El diputado Jerry Nadler, demócrata representando Manhattan, opinó que “la ley se beneficia de códigos de seguridad dinámicos creados por expertos en sus campos, y las SDO, a su vez, se benefician de más clientes para sus trabajos publicados”. Si se eliminaran las protecciones de derechos de autor de las SDO, advirtió, “los incentivos para las SDO desaparecerían y la relación mutuamente beneficiosa dejaría de existir”.
Mientras tanto, los opositores al proyecto de ley reunieron su propio apoyo. Cabe destacar que una empresa con fines de lucro envió un mensaje instando a sus clientes a llamar a sus representantes en el Congreso y exhortarlos a votar en contra de la medida.
La votación del proyecto de ley se realizó apenas unos días después del infame ciberataque CrowdStrike que paralizó varios aeropuertos y aerolíneas en todo el país. Al menos varios miembros de la Cámara que habían expresado su apoyo a la Ley Pro Códigos no pudieron regresar a Washington D.C. a tiempo para la votación porque sus aviones estaban obligados a permanecer en tierra. El proyecto de ley se quedó a solo dos votos de lograr la mayoría necesaria de dos tercios: 248 a favor y 127 en contra. “El momento oportuno lo es todo”, se lamentó Pauley.
“Estábamos todos muy decepcionados por haber llegado tan cerca”, expresó Statler. “Sin embargo, al verlo en retrospectiva, también fue una gran victoria. Como alguien que ha trabajado en este ámbito durante mucho tiempo, puedo decirles que conseguir tantos votos es un verdadero logro. Tuvimos una abrumadora mayoría en la Cámara de Diputados de EE. UU. apoyando este proyecto de ley”.
El apoyo al proyecto de ley sigue siendo alto. Apenas unos días antes de que Pauley presentara “Un código para cada momento” en la conferencia de NFPA, Issa y la diputada Deborah Ross (demócrata por Carolina del Norte) volvieron a presentar la Ley Pro Códigos, reiniciando el camino del proyecto de ley hacia su potencial aprobación en el Congreso actual. Ambos legisladores también grabaron videos apoyando el proyecto de ley, los cuales se reprodujeron durante la presentación de Pauley.

Diputados Deborah Ross (demócrata por Carolina del Norte), extremo izquierdo, y Darrell Issa (republicano por California) copatrocinaron la Ley Pro Códigos que por un escaso margen no se aprobó en 2024. Los legisladores han vuelto a presentar el proyecto en la sesión actual del Congreso. CRÉDITO: Getty Images.
Pauley dijo que el continuo apoyo de todos los partidos al proyecto de ley habla de su importancia, su imparcialidad y del hecho de que no ha surgido una alternativa viable al actual sistema de desarrollo de normas, que ha funcionado con éxito durante más de un siglo. El esfuerzo también se ha visto impulsado por un apoyo significativo y franco de casi todas las principales organizaciones nacionales de bomberos, así como de una amplia franja de SDO, que se han sumado a la lucha con demandas, testimonios y cartas de apoyo al Congreso y los tribunales.
La punta de la lanza
Con su nueva campaña de educación pública, NFPA realiza un mayor esfuerzo para activar al público en general para que adopte su causa. La organización también le está pidiendo a sus miembros que asuman un rol más visible en la lucha utilizando sus voces, así como su influencia en sus comunidades y con sus líderes electos, para proteger el sistema de seguridad. En la conferencia, se pidió a los miembros de NFPA y otros asistentes que compartieran ampliamente la nueva campaña publicitaria y los mensajes relacionados, y que se comunicaran con sus representantes electos.

Una legislatura estatal en sesión. Los defensores ven la campaña “Un código para cada momento” como una manera de empoderar al público y de que los ciudadanos informados exijan responsabilidades a los funcionarios electos en una variedad de temas de seguridad. CRÉDITO: Getty Images.
“Necesitamos crear un revuelo y una energía increíbles en torno a este tema, algo que realmente no hemos visto antes“, expresó Lorraine Carli, vicepresidenta de Divulgación y Promoción de NFPA. “Hemos visto algunos focos de esa energía, pero necesitamos una energía y un compromiso a gran escala en torno a este tema que se extienda mucho más allá de NFPA”.
Para lograrlo hay que empezar con un mensaje convincente, algo que NFPA cree que ofrece la nueva campaña publicitaria. Sin embargo, Pauley y otras personas saben que el mensaje es solo el comienzo; el éxito también requerirá inversiones significativas y sostenidas de tiempo, energía y recursos.
Para generar esa urgencia, NFPA ha invertido en asegurarse de que el anuncio completo, así como las variaciones más cortas, se vean en rotación intensa en servicios de streaming, como Hulu, y en plataformas de redes sociales desde YouTube hasta LinkedIn. La campaña también incluirá importantes esfuerzos de difusión legislativa, tanto a través de la defensa directa de NFPA como a través de la participación de las partes interesadas, así como un impulso educacional más amplio a través de artículos, columnas de opinión, blogs y charlas.
“Cuando se inicia una campaña como esta, a todos nos gusta pensar que si la hacemos durante tres meses, todo el mundo la recibirá, estará de acuerdo y la entenderá. Sabemos que no es así como funciona”, expresó Pauley. “La buena noticia es que el mensaje es realmente bueno, por lo que no tendremos que retroceder y recrearlo; solo tenemos que seguir promoviéndolo. También proporciona un punto de partida para que otras personas en el ámbito de normas se sumen y tomen parte de esto para hacer una difusión similar y ayudar a que lo que ha sido invisible sea más visible para el mundo”.
Lanzar una costosa campaña mediática en un momento en el que los ingresos futuros son escasos no se logra sin riesgo, y el éxito no está garantizado, admitió Pauley. Sin embargo, quedarse al margen y no tomar medidas conlleva consecuencias mucho mayores, no solo para NFPA sino para las SDO de todo el mundo.
“Somos la punta de la lanza en esto, pero no me importa asumir un riesgo si creo que es un tema realmente importante”, afirmó Pauley. “Y creo que este tema es tan importante como puede llegar a ser”.
